Callas
y te gusta lo que oyes.
Y no callas a menudo.
A menudo gritas y pierdo los papeles y recurro a las pantallas y es todo más brillante
pero menos bonito.
Como una jauría de perros aquí adentro,
maullando,
descoloriendo los pocos mitos que se mantenían
respirando en este cuarto tan pequeño
que es mi guerra.
Y me bato en retirada,
pero nunca corro lo suficiente y ya es bastante pésima la calidad de esos besos
que los adulteras con poesía barata,
común y corriente, irrelevante, prescindible.
Yo inacabada e impaciente. Tu reluciente y terminada.
Me gusta tu descarnada poesía.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por tus palabras, Jorge. Un honor que te hayas dejado caer por este rincón.
Eliminar¡Un saludo!