sábado, 29 de noviembre de 2014

Nos hundimos

Y te quedaste,
como un mar sin luna,
de nitroglicerina rabioso,
esclavo de sus mareas,
desbocado.

Sonabas,
como un mar acongojado,
de tempestades desmedidas,
con muchos truenos
y pocos rayos.

Y te rendiste,
como un mar deshabitado,
víctima de tus resacas,
berrinches de un Neptuno
enajenado.

Aullabas,
como un mar vertiéndose,
de olas resquebrajadas,
que te rescatara
en medio del naufragio.

Y nos hundimos,


                                         

                                   anestesiadas.

2 comentarios:

  1. Hundirse, aunque anestesiadas, es peligroso.

    Precioso poema.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias Leire. Por suerte la poesía es una buena forma de volver a la superficie. ¡Saludos!

    ResponderEliminar