sábado, 6 de diciembre de 2014

A ras de cielo.

Será por llevar la contraria
por sistema,
pero a mi el otoño me alegra
y en primavera
lloro más de lo habitual.

Más que por alergia,
por una nostalgia crónica
que la luz exacerba.

Que igual que las hay que nacen con
los ojos claros o
el pelo negro,
están las que vienen al mundo
con la melancolía debajo del brazo
y la lágrima siempre
a ras de cielo.

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