lunes, 19 de enero de 2015

Bondage

Caminó, camina, caminará. Existió, existe, existirá...

Una leve decisión gramatical podría borrarte del mapa en menos que arde un verso. Podría anclarte en el pasado, dejarte suspendido en un paréntesis, en un presente perpetuo, o lanzarte irremediablemente, estamparte contra un futuro para el que no estás preparado. Aquí tu rutina no te protegerá, tu libre albedrío es un renglón tachado.

Ya ves, me va el bondage literario. Tú no eres consciente, pero estás atado con tinta a las patas de una cama de papel. No tienes escapatoria. Todo el peso del léxico castellano está a esto,  ̶      ̶ , de cernirse sobre ti: asfixiar, beber(se), destruir, extasiar, fracturar, lamer, quemar, rebañar, satisfacer...es una ruleta rusa cargada de verbos. No hay forma de adelantar si el siguiente disparo será una tortura o un placer, pero hoy solo juegas tú, la madrugada es larga y hay un cuaderno por estrenar.

Habrás deducido ya que el vudú tiene muchas formas. Quizás un día incluso te atraviese un rayo al óleo o te desmayes de placer sobre arcilla, quién sabe. En esta realidad paralela la desvergüenza podría convertirse en mi mayor virtud y la lujuria en tu principal afición. De momento ya no estás en tu cama, no, es otra, inexplorada aún. Huele a cuero. La habitación está insonorizada, llena de juguetes y de velas.

¿Qué te sugiere el verbo "arder"?






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