Nos convertimos en una combinación de las
cinco personas con las que pasamos más tiempo.
Soy una combinación
de nada y de mi
de yo y un espejo.
Está la neurona
y la lista de mensajes sin responder.
Están los días en blanco
y las miradas perdidas.
Me he diluido hasta mi reflejo,
me he convertido en el espectro mecánico
; la aleación de mi ventrículo izquierdo
es de plomo y nostalgia
; mi corazón
es pesado. Y tosco. Tanto
que da vergüenza
enseñárselo a cualquiera.
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