no puedo llorar al mismo tiempo
a lo que has sido y no,
tú para mí
una posibilidad sostenida, todo
y nada más que eso,
una esperanza en standby que se ha apagado
como si fuera una supernova,
colapsando el cielo de luz
un segundo antes de evaporarse en la nada.
Y ahora quiero llorarte y no sé hacerlo,
llorar
lo que esperabas y no fue
es como guardar un luto gris
que destiñe por las pestañas,
un luto que no llega ni a depresión
postvacacional, y aún así
se queda, acurrucado en un lagrimal
como una bomba de relojería
a punto de reventar una presa.
Enhorabuena,
acabas de sumarte a la lista de cadáveres
de mis amantes imaginaries.
No hay comentarios:
Publicar un comentario