miércoles, 3 de diciembre de 2014

Hordas de poetas

En un hueco
muy pequeño
se esconde la mirada
de la humanidad.

Se esconde de ministros
y toreros,
de tanques y titiriteros.

Por ella aún luchan
tropas de pintores,
hordas de poetas,
una armada de escultores
que dan valor y sentido
a tanta sangre derramada,
a vidas inacabadas,
a la vergüenza más arcaica.

Me temo que hacerse mayor
sea acostumbrarse
a esta rabia estancada,
resignarse a ver la dignidad pisoteada 
todas las mañanas.

Es crecer o hacerse grito,
echar sal a la vergüenza del verdugo,
y no profanar los ecos que se desangraron
para que otros pudieran resonar.

Por los fusilados,  los caídos, los marcados,
hay que seguir luchando.

Hay que empezar a luchar.



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